Wall E : Madera de clásico

No en vano se habla de Pixar como el estudio de animación con el toque del rey Midas: idea que desarrollan, idea que convierten en oro, y Wall E (2008) no fue la excepción. Los numerosos trailers publicados antes del estreno no transmitieron, a mi parecer, ninguna clase de motivación particular por la película y llegaron a sembrar la incertidumbre de que Pixar podría haber fallado esta vez. Pero esta opacidad de los trailers quedó totalmente justificada al presentarse un largometraje animado de condiciones únicas: secuencias animadas con una calidad de vanguardia, una expresividad impactante y una serie de mensajes revestidos de una crítica arrolladora pero en busca de la reflexión, todo un clásico.

Existen tres elementos fundamentales en Wall E que sitúan a este film en un marco de innovación comunicativa: La comunicación limitada a las expresiones, una violenta crítica a la despreocupación del hombre, y la diferenciación del ser humano en dos épocas distintas en la caracterización de Wall E y Eva (que originalmente recibe el nombre de Eve por Extraterrestrial Vegetation Evaluator).

Una apuesta arriesgada

Los estudiosos del lenguaje aseguran que tan solo el 10% de la comunicación corresponde a las palabras que se utilizan. Y en esto se basó con fuerza Pixar para contrarrestar a los numerosos productores y críticos que dictaminaron el fracaso inminente de un film en el que los personajes principales pronuncian poco menos de cinco palabras diferentes.
La expresividad de Wall E y Eva es simplemente impactante y conmovedora, centrada en un magnífico manejo del ojos y los brazos.
En Wall E se presenta su timidez e inseguridad en el movimiento inquieto y torpe de sus manos y se enmarca la genialidad del personaje en dos ojos redondos y siempre abiertos que reflejan una inocencia tal que lo dotan de un alma propia, entrando en conexión inmediata con el espectador. Eva es un robot que tiene como rostro una pantalla que se refresca en cada una de sus expresiones, representadas por dos ojos de color plano bajo un estilo de caracterización japonés, que pese a su sencillez la revisten de una personalidad única.

Esta apuesta por una mezcla de comunicación meramente expresiva en los héroes y principalmente verbal en el resto de los personajes, que fue posible unicamente a través de un despliegue fenomenal de elementos de animación, permite a Pixar seguir siendo pionero en el campo del CGI -- computer generated imagery--.

Crítica rotunda ante una realidad inminente

La historia de amor entre Eva y Wall E queda como un elemento suplementario y a la vez contributivo ante la intención del film de transmitir crudamente la realidad de la despreocupación del hombre por su entorno, enmarcada en una sociedad obesa, genérica e individualista que pierden la capacidad de actuar sin la asistencia de máquinas, constituyéndose como una fuerte crítica a la sociedad estadounidense.
Los seres humanos han pasado mas de setecientos años viviendo en el axioma en un estado de comodidad absoluta, son tratados de manera genérica por lo cual todos consumen las mismas bebidas, se visten de la misma forma y se desplazan en los mismos aparatos. Han creado un mundo en el que las máquinas los mantienen eternamente mientras el planeta tierra ha quedado sin rastros de vida natural por consecuencia de la misma irresponsabilidad. Un reflejo de un futuro que parece inminente mientras se siga despreciando a la naturaleza en virtud de la comodidad y el avance tecnológico, representado en un modelo arquetípico de la sociedad americana: irresponsable, consumista y obesa.

A la par de esto se presenta al gobierno, claramente americano, incapaz de controlar la situación ni de asincerarse con su pueblo, al que envía al espacio como medida temporal y obliga luego a alejarse de la tierra, por una devastación que parece ser consecuencia de ellos mismos. Tal vez la única escena criticable de la película es la puesta en escena de una persona real y no animada, el presidente, que parece cortar con el hilo de la trama por resultar tal vez un poco chocante. Sin embargo considero que esta es la manera del director de reflejar que nos enfrentamos a un problema real, un problema de carne y hueso, y no un problema fictio ni animado.

Volvamos a ser humanos

Los seres humanos en el axioma han perdido relación con los elementos que los hacen humanos, desapareciendo las relaciones sociales, el sentido de colaboración y principalmente el amor. Y es exactamente esto lo que descubre Wall E en videos de musicales de los años sesenta, la armonía de los seres humanos a través de sus sentimientos. Wall E entiende el hecho de agarrarse de manos como amor, y es capaz de perseguir a Eva hasta el espacio para demostrárselo. Wall E aprende la inocencia y el amor plano y sincero viendo videos de lo que una vez fue la raza humana y que para ese momento no lo es ya. Un primer aviso, pero definitivo, de lo que puede resultar la humanidad a través de la pérdidad acelerada de los valores, un hecho patente en la sociedad actual.

Al final la película deja espacio para la esperanza y la rectificación. El capitán del axioma impresionado por las imágenes de lo que una vez fue la tierra e indignado por su estado actual decide vencer al control de las máquinas y devolver al planeta su estado natural. El axioma regresa al planeta y la raza humana comienza la rehabilitación de la tierra, haciendo énfasis en la colaboración entre las personas, incluso ayudadas por las máquinas, y en la educación de los jóvenes en los valores fundamentales de la vida. Al mismo tiempo Wall E y Eva logran expresarse su amor, se unen dos realidades que pese a ser tan divergentes son capaces de coexistir: el avance tecnológico y el sentido humano.

Y para cerrar con broche de oro están los créditos de la película, representando el avance de los seres humanos desde la vuelta a la tierra a través de las diferentes culturas de la historia, un toque de las más pura creatividad de estos amos de la animación.

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